Pienso en la violencia que el silencio da a la habitación.
Conozco la voz.
Sus fonemas son espinas en mis venas, yo.
No puedo dormir acostado en arena, no.
Tu nostalgia no es mi problema.

Me envolviste en hielo y algodón.
Sábanas ásperas, nieves en los pulmones.
Frágil bienestar en tus facciones.
Y esperas que te perdone: no.

El miedo hará que el tiempo no pueda curar,
cicatrices de agua dulce quemadas por el Sol.
Y no: o pienso hablar de nada que ya no tenga final.

(Seguro olvidarás los huecos fríos de mi voz.)

Los días son secuencias delgadas filmadas en cámara lenta.
Sobrepienso los errores.
La verdad siempre es violenta.
La madrugada es el arte que me frecuenta.
Y por las noches soy mejor; las noches saben a menta.

Pensaré el resto de la ruta en un hotel cualquiera.
Había un diamante en esa habitación.
Yo lo era.

Me envolviste en hielo y algodón.
Sábanas ásperas, nieves en los pulmones.
Frágil bienestar en tus facciones.
Y esperas que.

El miedo hará que el tiempo no pueda curar,
cicatrices de agua dulce quemadas por el Sol.
Y no: no pienso hablar de nada que ya no tenga final.

(Seguro olvidarás los huecos fríos de mi voz.)